La relevancia que representa las elecciones municipales del 8D para el sistema democrático venezolano, es incalculable, por ello, en esta ocasión considero realizar varias reflexiones que podrían servir para evitar ser afectado por el síndrome de la procrastinación. Esta proviene del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro,postergación o posposición es la acción o hábito de postergar actividades o situaciones, que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes y agradables.
La procrastinación como síndrome que evade responsabilizarse, posponiendo tareas a realizar, puede llevar al individuo a refugiarse en actividades ajenas a su cometido. La costumbre de posponer, si bien no se ha demostrado cabalmente, puede generar dependencia de diversos elementos externos, tales como navegar en Internet, leer libros, salir de compras, comer compulsivamente o dejarse absorber en exceso por la rutina laboral, entre otras, como pretexto para evadir alguna responsabilidad, acción o decisión.
En este sentido, la realidad política de cara a la contienda electoral del 8D, demanda, bajo ningún motivo no acceder a lo que coloquialmente conocemos “dejar para después”. El compromiso del concepto de la Unidad, exige evitar a toda costa, la presencia de la procrastinación. De allí, es necesario generar desde las unidades operativas vinculadas al formato de campaña, que se desarrolla: (organización, electoral, defensa del voto, movilización, activismo político), elementos reales: la comunicación asertiva, productividad, talento, sentido de pertenencia, que no solo consoliden el trabajo requerido, sino que el mismo sea efectivo y eficiente.
Sin dudas, considero en lo personal, es determinante hacer las cosas distintas para garantizar el triunfo. “Nos jugamos a Rosalinda”. Si continuamos haciendo lo mismo, es imposible obtener resultados diferentes. Los eventos electorales anteriores hablan por si solos, han sido escenario de este dañino y perverso síndrome. Tanto así, sin temor a equivocarme por desgracia continúo encontrándome coordinadores de centro de votación, testigos, movilizadores, voluntarios, afectados por la procrastinación. Vaya usted saber, que Dios no agarre confesados.
En este particular, es inaceptable a estas alturas del juego, contar con personas ubicadas en roles claves, evitando empezar una tarea por miedo al fracaso. Asimismo, postergando una tarea de suma importancia para lograr los objetivos trazados, hasta que ya no hay más remedio que realizarla. Peor aún, personas indecisas que intentan realizar la tarea pero se pierden en pensar la mejor manera de hacerlo sin llegar a tomar unadecisión. Se denomina también complejo de Penélope (la mujer de Ulises, que tejía y destejía siempre la misma tela para evitar casarse con los pretendientes al reino insular deÍtaca mientras esperaba que volviera Ulises).
Por consiguiente, es letal “dejar para después”, pensar que todo se va a resolver por sí solo. Craso error. En efecto, debe disponerse de un actitud diferente, comprender que nunca hay tiempo suficiente para hacerlo todo, pero siempre lo hay para aquello que es importante. No olvidemos, el cerebro humano tiene que decidir continuamente qué hacer y cuando. Diversos criterios son útiles para establecer turnos y organizar los recursos: la vigencia de una necesidad, la prioridad que puedan tener diversos objetivos, las posibilidades de éxito, la oportunidad, la economía de medios que requieren, las recompensas que producen cada uno. Así por el estilo.
Finalmente, manejar todo este conjunto de variables hace que tomemos decisiones basadas en producir lo máximo al mínimo costo, como si de una empresa competitiva se tratase. Sin comenzamos actuar con sinceridad y sensatez, otro gallo cantaría el 8D en Portuguesa, no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.
Edgar Rivero.
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